Busco, busco algo barato. New York, 1992




Busco, busco algo barato. New York, 1992

Si buscas algo barato y ya estas cansado de los fines de semana en Andorra o las Semana Santa en Canarias, no hay nada mejor que cruzar el charco y pasar unos dĆ­as en New York, sobre todo si el dĆ³lar esta a buen cambio. Y es que entre los muchos atractivos de la ciudad, las compras es uno mĆ”s de ellos. 

A principios de los noventa el la moneda americana estaba bastante asequible, del orden de las antiguas y extintas 80 pesetas, y para los dĆ­as que corrĆ­an, gran cantidad de productos era dĆ­ficil por no decir imposible, de encontrar en EspaƱa, asĆ­ que New York era como un oasis para el geek electrĆ³nico o el apasionado de los vaqueros. 

Complicado era evitar los cientos de decomisos, dispuestos uno tras otro, cual piezas de domino, la cuestiĆ³n era saber en cual de ellas ibas a comprar, porque estaba claro que algo te llevas ante tanta oferta. 

La cantidad de cachivaches electrĆ³nicos que se veĆ­an en los escaparates era para definirlo en dos palabras: im-presionante, y muchos de ellos totalmente desconocidos para nosotros. 

El problema, igual que aquĆ­, es que tipo de garantĆ­as ofrecen esos productos tan baratos y suculentos, con el aƱadido de garantĆ­as internacionales solo validas para el territorio americano y que si te he visto no me acuerdo. 



Lo cual hace de cada compra un poco como deshojar una margarita: me saldrĆ” bueno o me saldrĆ” rana. 

Si se quiere un poco mĆ”s de tranquilidad por parte del sufrido consumidor, siempre esta una de las tiendas mas conocidas y grandes de la ciudad, en cuanto a electrĆ³nica se refiere, que es J&R

Nuestra visita a J&R fue como la ascensiĆ³n al paraĆ­so, entrar allĆ­, con todos los ordenadores, cĆ”maras, calculadoras y cualquier otro tipo de gizmo dispuesto en varias plantas, era tĆ”lmente... no se, sentirse desbordado, no saber por donde empezar a mirar, por donde terminar, una gozada. 

Y como nosotros pertenecemos al sector geek electrĆ³nico, pues no pudimos evitar que alguna que otra compra cayera en J&R. 

En mi caso un Joystick atĆ³mico, modelo Ćŗnico en el mundo mundial, bueno, mi amigo se llevo otro, pero el mĆ­o era uniquĆ­simo, con el cual prĆ”cticamente el simulador de vuelo volaba como que casi que por su cuenta. 

TodavĆ­a me acuerdo cuando llegue al hotel y lo desempaquete, mĆ”s que nada para comprobar que no faltaba ninguna pieza, que placer mas subliminal. 

A parte de los tamagochis y demĆ”s, otro de los productos que se podĆ­an encontrar a precio de saldo, eran los vaqueros, principalmente los Levis o Levi Strauss and Co que asĆ­ los llamaban aquĆ­. 

En algunas tiendas del sur de Manhattan, estaban a autĆ©nticos precios de atraco, como para llenar una maleta y ponerse a venderlos luego en la Puerta del Sol para pagarse el viaje y mĆ”s. 

Incluso hoy en dĆ­a y a precio comparativo con El Corte Ingles, sigue siendo un chollito el comprarse los vaqueros aquĆ­, pero claro, ahora los Levis no estĆ”n nada de moda y solo le gustan a los carcamales como yo. 



De comer a parte cuando hablamos de Chinatown, allĆ­ se pueden encontrar todo tipo de producto de lujo falsificado, desde relojes, bolsos, carteras o joyas de oro, mĆ”s o menos. Nada robado, que quede claro, pero todo mĆ”s de imitaciĆ³n que la falsa moneda. 

Eso sĆ­, no pidas ningĆŗn tipo de garantĆ­a, por 10 dĆ³lares ya te das con un canto en los dientes que la pieza resista hasta el viaje de regreso. 

Muchas de estas tiendas se encontraban en la calle, pero tambiĆ©n era comĆŗn encontrarlas en los grandes centros comerciales, como varias veces el tamaƱo de lo que se veĆ­a en La Vaguada por aquel entonces, con tienda tras tienda y McDonalds tras Burger tras Wendy's que crio. De esta manera uno podĆ­a pasarse todo el dĆ­a en el Mall comprando y comiendo sin parar. 

Otros locales curiosos para nosotros en el 92 eran los dedicados a una Ćŗnica marca. AsĆ­ podĆ­as encontrar grandes tiendas con productos solamente de Coca-Cola, Nike o Disney, donde comprarse cualquier tipo de merchandaising de la marca en cuestiĆ³n. TodavĆ­a nada habitual por el terruƱo. 

Uno de los lugares que merecen menciĆ³n a parte, y mĆ”s que menciĆ³n una visita, es FAO. Para los que no les suene de nada, FAO Schwarz es la tienda en donde se rodĆ³ la pelĆ­cula Big, la de Tom Hanks. 



Y lo cierto es que la tienda es igualita a como la pintan en la peli, con una colecciĆ³n de ositos de peluche en la escalera central a cada cual mas grande hasta llegar a alguno que da incluso miedo verlo. 

Y no son los Ćŗnicos, pues ademĆ”s de los osos de peluche-mutante, tambiĆ©n puedes toparte con jirafas de tamaƱo quasi-matural o pingĆ¼inos de la altura de Romay. En fin, curioso lugar que merece la pena chequear. 

Pero no todo son baratijas y ofertones en New York. AquĆ­ tambiĆ©n se pueden encontrar alguna de las tiendas de esas de cara, carĆ­simas. 

JoyerĆ­as, tiendas de aprita-por-te o como se quiera decir, modelitos de fiesta tipo la Preisley, y cualquier otra la creme de la creme. 

Una de las mĆ”s famosas es Tiffany & Co, de esa adorable pelĆ­cula que es Desayuno con Diamantes. Y desde luego, para el que tenga hambre a esas horas de la maƱana, allĆ­ puede encontrar mĆ”s de una, y mĆ”s de dos, buenas piedras brillantes de cualquier colorĆ­n con las que contentarse. 

Tiffany consta o constaba de tres plantas, si mal no recuerdo, con una secciĆ³n diferente por planta. Y parece como si los precios, ya de por si elevados, subieran con cada planta que se asciende. 

En la ultima planta, casi en un rincĆ³n, es el Ćŗnico lugar donde encontrar algĆŗn que otro articulo, que a los turistas mortales les pueda alcanzar la cartera. Y como una de mis cabezonerias era comprar algo en el Tiffany's, allĆ­ que encontrĆ© un estupendo sujeta corbatas de plata barata por solo 20 dĆ³lares que poder regalar a mi padre, el cual hacia fantĆ”stico juego con el Trolex de Chinatown. 



Para terminar no puedo hacerlo de otra manera que con una de las anĆ©cdotas mĆ”s curiosas y graciosas, como suele ser habitual en mĆ­, relativas al inglĆ©s, que me ocurrieron en el viaje. 

A parte de los vaqueros, otro de los artĆ­culos de conocido buen precio en New York es todo lo relativo a deportes. Playeras, camisetas, el chandal de toda la vida estĆ”n a mĆ”s que buen precio. 

Y hete tĆŗ que mi hermana, apasionada de los gimnasios, danza-jazz y tal y tal, me habĆ­a hecho un encargo de echarle un ojo a alguno que otro de esos mayote-culotes que se llevaban mucho en la Ć©poca. 

Esto que entro yo en una de las tiendas de deporte mĆ”s grandes de la ciudad todo decidido a preguntar por el atuendo en cuestiĆ³n. En el 92 yo andaba por los 25 aƱitos, pipiolo de mĆ­, y mi hermana, un poco mayor que yo, por asĆ­ decirlo, estaba ya en los treinta. Pues allĆ­ que consigo encontrar una dependienta que me medio entienda y le largo la explicaciĆ³n que estoy buscando, que es para una persona mĆ”s o menos de su tamaƱo y figura, en fin que es 

It is for my 35 years old daughter.

En esto que veo que la chica me empieza a mirar con los ojos como bizcos y la mandĆ­bula desencaja, 

¿What?

Y para asegurar, le vuelvo a repetir, 

Yes, a mayote for my 35 years old daughter

Como podĆ©is imaginaros la mujer empezĆ³ a perder todo tipo de interĆ©s en atenderme, lo cual, sinceramente, no entendĆ­ en aquel entonces. 

Total, que despuĆ©s de buen rato sin conseguir encontrar, nada salgo de la tienda en donde me esperaban mis amigos. Y fue como salir a la luz del sol y la que luz del conocimiento me golpeara de golpe en la cocorota. 

otia, otia, otia. vaya metedura de gamba, pues no le he dicho a la dependienta que querƭa un chandal para mi hija de 35 aƱos

Nota del traductor: Daughter en inglƩs es hija, cuando yo querƭa decir Sister que es hermana.

 En fin, ya tuve guasa de la buena durante todo el resto del viaje, y con razĆ³n de sobra para mas caraio!.



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