La Luna de Miel: Primer paseo en Bali

Entrada a Nusa Dua

La segunda noche, sƭ que pudimos dormir mucho mejor. QuizƔs fuƩ todo el cansancio acumulado de los dos dƭas anteriores, quizƔs que ya nos habƭamos hecho al horario de la isla, pero lo cierto es que nos levantamos bien descansados por la maƱana.


El sol estaba bien brillante y reluciente, asƭ que despuƩs de un baƱo matinal en nuestra piscina y una ducha rƔpida estƔbamos preparados para afrontar nuestro primer dƭa en la ciudad, despuƩs que el dƭa anterior habƭamos disfrutado lo suficiente del hotel Ayana.

Ese dƭa querƭamos ver la ciudad por nuestra cuenta y a nuestro aire. TomƩ un par de referencias en la guƭa para saber por donde movernos. Pura Uluwatu al suroeste de la penƭnsula y Jimbaran Beach para disfrutar el anochecer cenando marisco en la playa iban a ser los lugares fundamentales para visitar a lo largo del dƭa.


El resto, pues improvisar sobre la marcha, lo ideal era intentar vivir el ambiente, ver la cultura tradicional y si todavĆ­a quedaba algĆŗn vestigio de la colonizaciĆ³n de Holanda o no, pues estos se habĆ­an adelantado a britĆ”nicos y portugueses a la hora de colonizar estas islas.

La mejor opciĆ³n para llegar a la ciudad era tomar el servicio de autobuses del hotel que nos dejaba en el Bali Collection Shopping Center en Nusa Dua.

Antes de marcharnos decidimos reservar un tour, para el dƭa siguiente, con el taxista que nos habƭa llevado del aeropuerto al hotel. Le llamamos por telƩfono y hablamos con Ʃl sobre el itinerario que querƭamos. Finalmente llegamos a un acuerdo, el tour por todo el dƭa nos saldrƭa por $100, y sin mas gastos de gasolina o kilometraje; entradas y comida corrƭan de nuestra cuenta. Quedamos en que nos recogiera a la maƱana siguiente temprano en el hall del hotel.



Desayuno indonesio

Coruno, nuestro mayordomo, nos llevĆ³ al Dava Restaurant, justo al lado de la tercera piscina del complejo que todavĆ­a no habĆ­amos visitado. Marcela tomo huevos rancheros y yo un desayuno tradicional indonesio, con arroz, huevos y unos pinchos con ternera, pollo y gambas, todo servido encima de una hoja de palma, todo quedaba muy tradicional. Marcela ya estaba echando de menos el picante por tanta comida dulce del dĆ­a anterior.


Para nuestra sorpresa, no nos cobraron el desayuno, pero lo mĆ”s sorprendente fue la razĆ³n por la que nos saliĆ³ gratis, y era porque: No nos habĆ­a dicho antes del desayuno que tenĆ­amos que pagar por Ć©l, y como disculpa, nos invitaban a desayunar, en fin, sin comentarios!


A las diez salĆ­a nuestro autobĆŗs para Nusa Dua. Primero parĆ³ en el Rimba Hotel para recoger a otra pareja antes de dirigirse a la ciudad. Apenas una media hora de ruta, atravesando la pequeƱa penĆ­nsula hasta el Bali Collection Ć”rea.

Pasando un puesto de la policĆ­a a la entrada del Centro Comercial, encontramos que este era al aire libre, con calles peatonales, y multitud de tiendas y restaurantes. La mayorĆ­a de las tiendas ofrecĆ­an fundamentalmente productos tĆ­picos de la isla, de esta manera los turistas mĆ”s cĆ³modos no tenĆ­an que adentrarse mucho en Bali para sus compras.


Centro Comercial Bali Collection


Altares con ofrendas


¿Artesania?

Muchas ofrendas estaban simplemente en el suelo
a la entrada de muchos comercios, locales o casas.

Acabando la calle vimos que empezaba otra bastante mĆ”s estrecha pero que se encontraba repleta de banderas de diversos paĆ­ses del mundo a ambos lados. AsĆ­ que decidimos adentrarnos en aquella Ć”rea, la cual estaba claramente ya fuera de la zona turĆ­stica. FuĆ© la mejor decisiĆ³n que podĆ­amos haber tomado!


Banderas por el Mundial de Futbol

Por fin una bandera de EspaƱa



La zona en la que estƔbamos era fantƔstica, se notaba el sabor local, se notaba que era un barrio obrero, se notaba que era de la gente de la isla. EncontrƔbamos esos templos aƱadidos a casi cada una de las casas cada tres pasos. Algunos mƔs grandes, otros mƔs pequeƱos y modestos.

AdemƔs a la entrada de cada de una de las casas se podƭan encontrar ofrendas, las cuales las ponƭan en pequeƱos altares o en el mismo suelo enfrente de las entradas si no disponƭan de altar alguno, como ya nos habƭan comentado antes.

Era realmente la vida cotidiana de la isla. En esto que Marcela encontrĆ³ un restaurante local: Baby Gulling, Bp. Dobiel, el cual, fundamentalmente servĆ­a trozos de cochinillo.

MĆ”s tarde nos contaron el significado de las banderas, que tenĆ­a que ver con el Mundial de FĆŗtbol que se iba a jugar ese verano, y en donde cada cual ponĆ­a la bandera del paĆ­s al que apoyaba. La mayorĆ­a era sobre todo de Brasil, Alemania y Argentina. De EspaƱa, pues alguna que otra tambiĆ©n habĆ­a.



A la entrada del restaurante

Todo listo para comer

En la cocina


El restaurante apenas era una persona tomando nota en una pequeƱa barra y unas cuantas mesas corridas alrededor. Todo el mundo que estaba comiendo allƭ eran locales. Era la hora del almuerzo, asi que estaban comiendo algo antes de volver a sus trabajos.

Tomamos Sopa de cerdo y baby gulling (cochinillo) con arroz, todo realmente muy especiado. Estaba muy rico, disfrutando del almuerzo con una Coke y una cerveza local al lado de todo el mundo.

Mientras que esperĆ”bamos por la comida, conocimos a un Canadiense llamado Kevin, el cual llevaba tiempo viviendo en Bali, y nos contĆ³ y recomendĆ³ varios lugares para nuestra estancia en la isla. Era el dueƱo de un restaurante en Jimbaran llamado Cuca. Quedamos por la tarde en su restaurante para tomar unos cocktails y luego ir a cenar a la playa de Jimbaran, donde nos recomendĆ³ un lugar: Lia CafĆ©, donde podriamos disfrutar de la puesta del sol con chipirones y gambas.

El restaurante fue donde Marcela descubrio las maravillas tecnolĆ³gicas de los baƱos turnos, segĆŗn parece fue su primera experiencia en uno de ellos, y parece que no saliĆ³ muy impresionada, si no todo lo contrario.


¿Templos?

PequeƱos altares


A todo esto me habĆ­a dado un muy buen susto, pues cuando yo volvĆ­ del restaurante no la vi por ningĆŗn sitio. SalĆ­ a la calle. volvĆ­ a entrar, pero no podĆ­a encontrarla. Al final fue al fondo del restaurante donde estaban cocinando los cochinillos en un medio techado en la parte posterior del edificio. Algo muy tĆ­pico y curioso pero realmente no muy salubre que digamos!


ParecĆ­a que todo iba de maravilla en nuestra primera excursiĆ³n en Bali. Seguimos andando por bastante mĆ”s rato, a veces medio perdidos pudimos encontrar sitios increĆ­bles y Ćŗnicos, como un templo en donde un grupo de monjes estaba cantando en su interior o simplemente disfrutando de las sonrisas y las simpatĆ­as de las gentes locales. La verdad es que parecĆ­a un lugar donde la gente era feliz viviendo.



MƔs viviendas con sus templos

Detalles de la puerta de un monasterio

Edificios oficiales

NiƱos y mayores siempre con una sonrisa

En una tienda local



Como a las tres de la tarde volvimos al lugar donde estaba la oficina de viajes, pero parece que nuestra suerte se habĆ­a acabado, pues en ese momento no habĆ­a ningĆŗn conductor de taxi disponible para llevarnos.



En la entrada de Uluwatu

Mujeres tenĆ­an que usar un sarong y hombres
un paƱuelo para acceder al templo

Por la maƱana habƭamos visto bastantes taxis en las puertas principales donde entramos en la ciudad.


Nos dirigimos hacia allĆ” para tomar un taxi y hacer parte del tour. Pero parece que el nĆŗmero de taxis por la tarde se habĆ­a reducido bastante, asĆ­ que tuvimos que esperar un buen rato hasta encontrar uno disponible que nos ofreciera un buen precio, lo cual tambiĆ©n nos costĆ³ perder un par de taxis.

Finalmente llegamos a un acuerdo con un taxista para ir solamente Uluwatu y Jimbaran, lo cual dada la hora era lo mejor, pues el viaje a Uluwatu fue de casi media hora y pasamos cerca de una hora en el templo, lo cual nos dejo con el tiempo justo para llegar al atardecer a la playa de Jimbaran.



Los cantores de Bali

El templo de Uluwatu estĆ” cerrado a los turistas, asĆ­ que solamente pueden entrar feligreses.


Andamos alrededor del tempo y del acantilado en donde se encuentra.


Las vistas desde el acantilado eran realmente preciosas y dramƔticas, con las rocas cayendo en vertical hasta el ocƩano.

Cerca de la entrada habĆ­a un grupo de gente tocando mĆŗsica y cantando melodĆ­as tradicionales de la  isla.
Cada conjunto intentaba hacer valer sus voces por encima de la de los demĆ”s, lo cual hacĆ­a que los cantos fueran cada vez mĆ”s elevados en tono, creando una curiosa sensaciĆ³n.





Acantilados donde esta el templo

Una de las entradas del templo

La tarde estaba calurosa y el sol estaba bastante fuerte.


Querƭamos llegar a Jimbaran no mƔs tarde de las cinco y media de la tarde, asi que decidimos dejar el templo y volver al taxi para que nos llevara a la playa.

Habƭa bastante trƔfico en la zona de Jimbaran a esas horas, asƭ que tardamos un poco mƔs de lo que pensƔbamos inicialmente.

Eran cerca de las cinco y cuarto cuando llegƔbamos al restaurante Cuca.


El restaurante era bastante grande, con unos enormes jardines alrededor del salĆ³n principal. Los jardines tenĆ­an varias esculturas y elementos de decoraciĆ³n y jardinerĆ­a que le daban un aspecto muy moderno.


Uluwatu Temple al atardecer

Vistas de los acantilados

Bastante facil encotrarse un macaco correteando por las cercanĆ­as del templo

Uluwatu temple en la punta del acantilado


El restaurante todavĆ­a estaba medio cerrado, asi que fuimos a la parte posterior, donde habĆ­a una terraza con una barra de bar.


Los camareros nos dijeron que el anochecer serĆ­a a eso de las seis y cuarto. Preguntamos por Kevin, pero nos dijeron que no estaba en el restaurante todavĆ­a. Mientras que esperĆ”bamos nos tomamos un Tokyo-Mojito y una cerveza. Con la sed que tenĆ­a, el mojito desapareciĆ³ en un suspiro. DeberĆ­a haber pedido un vaso de agua antes para haber podido disfrutar mĆ”s mi cĆ³cktail.


Tokyo-Mojito


A las cinco y media decidimos ir hacia la playa, para poder encontrar el lugar para cenar antes del anochecer. La playa de Jimbaran estaba a unos cinco minutos de Cuca. Es una playa orientada a poniente, muy larga, muy ancha, de arena fina y clara. Encontramos allƭ a bastante gente tambiƩn esperando para disfrutar de la puesta de sol.

ParecĆ­a que era el lugar tĆ­pico para que los novios sacaran sus fotos de boda. Vimos varias parejas tomĆ”ndose fotos a esas horas. Muchos de los novios vestĆ­an tambiĆ©n de blanco como ellas, e incluso algĆŗn que otro iba en pantalones cortos el dĆ­a de nupcias!


La Playa de Jimbaran

Jimbaran Beach, novios al fondo en sesiĆ³n de fotos.

Estuvimos tomando unas fotos del anochecer. El sol estaba empezando a ocultarse en el horizonte. Cerca de la playa encontramos muchos chiringuitos, los tƭpicos y tradicionales de madera a la orilla de la playa, pero con todas las mesas en la propia arena. Era realmente maravilloso y como volver a mis tiempos de niƱo en el MediterrƔneo.

Lia CafĆ© estaba situado como a la mitad de todos los chiringos, y la verdad es que fuĆ© la mejor elecciĆ³n que pudimos hacer. Estuvo bien seguir el consejo de los expertos. En el menĆŗ tenĆ­an varios paquetes con distintos mariscos. Elegimos el Paquete A, con gambas, almejas, calamares y pescado, con dos cocos frescos para beber.


Anochecer en la playa



Barca con ofrendas


El sol desapareciĆ³ antes de lo esperado, pues habĆ­a unas nubes bajas en el horizonte que lo ocultaron un poco mĆ”s temprano.

Sentados en el chiringuito, mientras esperĆ”bamos por la cena, escuchamos un grupo de gentes con mĆŗsica que se acercaban a la orilla del mar.


MenĆŗ del Lia CafĆ©

Llevaban una barca la cual estaban metiendo en el agua, y portaban varias ofrendas que procedieron a poner en la barca y llevarlas al mar a la puesta del sol.

La escena era tierna pero espiritual a la vez, se notaba que la gente de la isla seguĆ­a muchas de las tradiciones de sus ancestros, mostrando gran honor y respeto.


Preparados para cenar

La mayorĆ­a de la isla es de religiĆ³n HindĆŗ, lo cual es todo lo contrario de la tradiciĆ³n del resto del paĆ­s, Indonesia, que es de mayorĆ­a musulmana. Afortunadamente la gente en la isla a podido mantener su credo sin muchos problemas, aunque es sabido que la isla ha sufrido algĆŗn que otro brutal atentado de grupos radicales e intransigentes.

Mientras que el sol se ponƭa, y la ceremonia se daba por acabada con la barca adentrƔndose en el mar, nosotros empezamos a dar cuenta de nuestra cena. Los cocos estaban realmente frescos. Literalmente nos trajeron un coco y lo abrieron delante de nosotros para que pudiƩramos beberlo. Tenƭamos sopa y ensalada antes del marisco. El plato de mariscos y pescados estuvo de rechupete! Muy buena cantidad y sobre todo muy buena calidad. Gran cena!


Cena con mĆŗsica



Cuando ya se hizo de noche, apareciĆ³ un cuarteto de cantantes. Iban cantando de mesa en mesa. Preguntaba la nacionalidad de donde eran los comensales para cantarles una canciĆ³n tĆ­pica de su paĆ­s natal. A nosotros nos ofrecieron "La Bamba" en honor de Marcela y "BĆ©same Mucho" estilo balinĆ©s en mi honor. Estuvo gracioso, y por supuesto grabado en video para poder recordarlo en el futuro.

Al final la cena saliĆ³ de lo mĆ”s barata, no llegĆ³ ni a las 300,000 rupias, incluyendo tasas y propina. Es decir, al cambio unos $30.

En el restaurante pidieron un taxi para nosotros para llevarnos de vuelta a nuestro hotel, Marcela estaba cansada y decidiĆ³ esperar hasta llegar a la habitaciĆ³n antes que probar otro baƱo turco!

Un ligero baƱo en la piscina y una ducha de agua caliente para acabar el dƭa. MaƱana lunes, nos esperaba nuestro tour por varios templos a las ocho de la maƱana.



Final perfecto para un dĆ­a perfecto.


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